A finales de febrero de
1917 en San Petersburgo comenzaron
unas revueltas que, al no encontrar resistencia por parte del poder, se
transformaron al cabo de unos días en unas protestas
multitudinarias contra el Gobierno y la casa real.
El 9 de marzo Nicolás II y
la familia imperial fueron arrestados.
Sin lugar a dudas, la revolución de 1917, que
llevó a la abdicación y muerte del zar (y su familia), fue provocada por
su incapacidad de conducción. Además, su negativa a llegar a alguna suerte de
compromiso produjo, tanto la desconfianza de los conservadores, como las
críticas de los intelectuales liberales. Mientras las ideas de golpe de Estado
contra Nicolás aumentaban, él continuaba insistiendo en que no había problema
alguno con el sistema de gobierno Imperante y que toda crítica al gobierno
debía ser duramente reprimida. Nunca quiso escuchar otras ideas que no
fueran las suyas.
La Revolución rusa
agrupa a todos los sucesos que condujeron de manera espontánea al derrocamiento del régimen zarista y a la
instauración preparada de otro leninista a continuación entre febrero y octubre
de 1917. En gran medida inducida por la
Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa fue un acontecimiento
decisivo y fundador del "corto siglo XX" abierto por el estallido del
macroconflicto europeo en 1914 y cerrado en 1991 con la caída de la Unión
Soviética.
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